Después de todo esto voy a escribir sobre lo último recorrido, desde las minas de Potosí hasta Cusco. Mi camino fue hacia La Paz, la mega urbe boliviana a la que llegué a las 5.30 h am, un poquito temprano como para andar a buscar alojamiento... así que me quedé 3 horitas en la terminal de bus compartiendo lugar con vagabundos y otros pringaos como yo. Después salí a buscar un hostel y después de 1 h dando vueltas lo encontré y... qué cosas tiene la vida! en la misma habitación me encontré a Ben, un chico alemán que había conocido 2 semanas antes por Argentina, qué bueno! ya volvía a tener compañero de viaje. La Paz es caos de ciudad, fea, ruidosa, y lo peor de todo... la gente es poco amigable y se respira ambiente de agresividad. Definitivamente no me gustó y me fui a la primera que pude.
Ben y yo continuamos el viaje hacia Copacabana, un pequeño y tranquilo pueblo a las orillas del lago Titicaca. Por fin allí encontramos algo diferente! el lago y todo lo que se mueve a su alrededor es muy bonito, todo verde y lleno de pueblos que viven de la agricultura y la ganadería.
Después de estar 2 días en Copacabana dimos el salto a Perú haciendo una fugaz visita a Puno y las islas flotantes del Titicaca. Es increible cómo la gente puede vivir en una isla hecha de paja! qué valor! Y de allí, el mismo día nos fuimos dirección a Cusco, qué viaje más horroroso! fueron 7 h interminables en un bus sin luz, maloliente, sin espacio, sin paradas para ir al baño, ni siquiera para cenar algo!!! la última vez!!! qué horror!!! Llegamos a las 12 h de la noche a Cusco y allí nos meitmos en un hospedaje cualquiera del que al día siguiente tuvimos que salir corriendo, qué horror! Esa misma noche Ben y yo salimos a tomar unas copas y pudimos comprobar la intensa fiesta que tiene la ciudad ;)
Al día siguiente nos levantamos y después de encontrar alojamientos nos fuimos en búsqueda del tour para el camino inca y... chasco! estaba completo y el próximo día disponible para hacerlo era en junio, junio??? pues sí... soprendente.... de todas maneras contratamos un tour alternativo de 4 días que combinaba descenso en bicicleta, caminar por parte del camino inca, y otros recorridos. Eso sí, el objetivo era el mismo, llegar al Machu Picchu.
Con Ben inciamos el tour y coincidimos con una inglesa que resultó trabajar para LonelyPlanet, una alemana que hablaba perfecto español, un irlandés que evidentemente toda su ropa era verde, un suizo raro y medio mudo, 2 chicas americanas, Ben y yo, y... el guia, Américo! qué gran tipo! genial!
El primer día trataba Ben y yo nos encontrabamos fatal, con vómitos y diarreas, todo por culpa de una mierda de limonada que bebimos el día anterior. A pesar de esto el día fue espectacular, trataba de un descenso en bicicleta por una carretera estrecha entre la selva. Fue pura adrenalina bajo la lluvia. Llegamos al hospedaje excitadísimos, llenos de barro y empapados hasta arriba. La tormenta que nos cayó fue importante!
El segundo día fue pura caminata, 10 h por las montañas pasando parcialmente por el camino inca. Fue divertidísimo ya que cada 100 m nos encontrábamos con una dificultad; el barro que nos llegaba hasta las rodillas, un derrumbe de piedras que cortaba el camino, un puente hecho con 4 palos, un rio, etc.
El tercer día fue bueno pero no tanto como los 2 anteriores, después de bañarnos en una cascada tuvimos que caminar unas cuantas horas por la via del tren, qué horror! todo el rato mirando al suelo vigilando de no caer! En Aguas Calientes hicimos noche para ascender al tan esperado Machu Picchu.
El último día... Machu Picchu! nos levantamos a las 4 h am para hacer el ascenso final a la ciudadela de los incas y allí llegamos a las 6 h am, qué horror de escaleras! nunca había sudado tanto. Cuando llegamos estaba lloviendo y había mucha niebla, no se veia nada! qué mal, tanto tiempo esperando ese momento y sólo se podían ver las paredes de la ciudadela, y eso si te acercabas! nada de ver montañas y paisaje.
Pero... como por arte de magia a eso de las 11 h paró de llover y las nubes dejaron ver el impresionante lugar, qué bonito! ninguna foto puede captar la esencia y belleza del lugar, la mezcla de historia y naturaleza es única. Estar en este tipo de lugares son los que hacen sentirme privilegiado y con ganas de seguir.
Después de esto el tour acabó con una cena de despedida y una buena fiesta en un pub de Cusco. El viaje continuó ya en solitario hasta Huacachina donde me encuentro ahora, un pueblo alrededor de un oasis donde espero y leo información sobre el siguiente destino, Colombia!!!
Raúl
